sábado, 10 de noviembre de 2007

Murió Pavarotti ¿y ahora qué haré con mi vida?

Una partida de dominó, tus vecinos, amigos cercanos, compañeros, enemigos reunidos todos, conversando sobre tu partida, miles de anécdotas cuentan, como la de aquella vez que te caíste frente a todos, ¿recuerdas? Que tu empresa quebró, tu matrimonio acabó y tu hijo se metió a gay. Ahhh, también están hablando de cuando pensaste que tus muebles desaparecieron porque tus amigos los habían sacado, y resultó ser que te embargaron, es el chiste de la noche porque corrías por la calle desesperado gritando “Se pasaron, se pasaron panas ¿dónde están?”.

Todos te rinden tributo ahora Pavarotti, todos celebran tus éxitos, todos envidian aún tu éxito luego de muerto, muchos de los presentes están pensando en que Dios bendiga tu muerte y que por fin alguien se dignó en decidir que te hundieras bajo tierra y te coman los malditos gusanos…

Ahora todo está en calma, rezan por tu alma y piden que seas bien recibido en el cielo, ¿Cuántos lo hacen de corazón? ¿Cuántos luego de haberte odiado estarán pidiendo por tu alma? Yo de ti no dejaría en manos de ellos el camino de tu despegue.

Tu madre llora tu partida, mientras sus amigas la abrazan dándole el pésame y mirando si tiene lavadora, secadora, microondas, y si su cocina es fea para sentirse mucho mejor. Tranquilo, tu madre lo sabe, en este momento su punto principal eres tú y solamente tú.

Solemos irnos Pavarotti, dejando en este mundo recuerdos buenos y malos, los malos usarán los buenos recuerdos para camuflar la envidia existente y el odio que nació desde que te conocieron, pero dime tú, ¿Qué partida de dominó seria buena sin la gente que le gusta joder tu existencia? ¿Qué velorio sería tan aburrido como para no chismear en él y muchos digan que tu muerte es de sida cuando mas bien te llevó un carro por el medio?.

Sabes Pavarotti, el mundo es loco, muy loco, pero muy divertido. En vida o en muerte, hay que subir a la montaña rusa, con, o sin acompañantes…

P.D.: Pavarotti es él, ella, ellos, nosotros, y pare de contar…

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