domingo, 11 de noviembre de 2007

Entre neblina, árboles y espíritus

Hoy me encontré en un sueño algo extraño, donde el protagonismo fue parte del azar al seleccionarme entre varios que nunca vi a mi lado pero sé que fue así. No me lo dije yo, ni nadie en realidad. Me lo dijeron un grupo de árboles a quienes escuchaba desde el suelo.

El explicar esto es como querer retroceder al vientre de mi madre por miedo a no morir sin antes haber alcanzado la sabiduría, pero las palabras que sonaban por medio de ese arenoso lugar, eran intensas, penetrantes, y me atrevo a decir, que ese árbol con voz gruesa y que usaba de manera calmada. Sabía lo que decía.

Existía otro a su lado que pensaba conocerme y solo decía frases como: “Te crees Dios, pero eres un simple mortal idiota”, “No tienes fe, ni fuerzas para luchar” entre susurros de los demás árboles presentes no lograba escuchar claramente lo que él me decía, solo se sentía su intención de querer hacerme daño. O quizá mostrarme algo que el creía que yo no sabía.

Me ahorré respuestas, el sabio árbol le respondió al instante “¿Crees que le estás haciendo un mal? Él se alimenta del odio, no lo estas hiriendo, lo estás alimentando”.

Mientras todo esto sucedía, varios espíritus que caminaban por el bosque se me acercaban y observaban, sus miradas eran tristes pero estaban llenas de curiosidad, parece que querían saber quien era, o que era.

Yo no podía despegar mi oreja del suelo, grandes hormigas me picaban y desprendían pequeñas partes de mi rostro. Dejando en claro que yo era tan real en el sueño, como cuando estoy despierto. Los árboles, dejaron de discutir, la neblina presente no me dejaba casi apreciarlos, hasta que al final el sabio árbol dijo “El destino es como tu quieres que sea, pero a veces no es tan perfecto como deseas, entrégate a lo que siempre has querido” quedando así todo en un profundo silencio, donde podía sentir la respiración de mi cuerpo dormido y las ganas de despertar que me movían de un lado a otro.

Yo seguía entre la neblina, los árboles y ya los espíritus se alejaban en retroceso.

Las hormigas, seguían comiéndome, perdiendo así mi propia imagen.

Al despertar quise pensar que solo fue un sueño loco y no quería decir nada, pero el problema es que ambos árboles tenían la razón. Era una batalla entre mi conciencia y yo, era un momento donde ella decidió tomar vida ante mis ojos y expresarse. Al fin y al cabo solo soy esclavo de mis deseos y pensamientos, mis actos es el canal por el cual decido que corra todo lo que quiero.

Quedando una y otra vez entre la neblina, los árboles, y espíritus de gente que ha muerto y no lo sabe, o si lo saben, pero hacen como si nada ha pasado haciéndome ver que para estar muerto, no hace falta morir físicamente.

Escrito para mi conciencia que a veces por más alto que hable, no la escucho…

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